Has visto los escandalosos titulares sobre la nueva empresa famosa por su cultura del esfuerzo cuyo director general tuvo que publicar un aviso para prohibir la práctica de sexo en el hueco de escalera. Conoces el caso de la empresa de ropa cuyo director general fue despedido tras años de comportamientos indebidos y numerosos acusaciones de acoso de antiguos empleados, algunos de los cuales tuvieron que ponerse las prendas en carteles en actitud sugerente. O quizá hayas leído los mensajes de texto misóginos entre los fundadores de otra empresa tecnológica en la que el machismo parecía predominar.
Después de todo esto, tienes que preguntarte qué lleva a los trabajadores y los ejecutivos a seguir la senda del comportamiento indebido y en público. ¿No se dan cuanta las personas implicadas en estos comportamientos de las repercusiones de sus actos, no solo en sus carreras profesionales, sino en las finanzas de la organización?
¿Qué es concretamente un mal comportamiento en el entorno laboral?
Antes de precipitarnos, indiquemos los tipos de comportamientos que podemos definir inequívocamente como no aceptables en el entorno laboral. Obviamente, los actos ilegales o que pueden llevarte al calabozo (por ejemplo, robo, agresiones físicas, etc.) no tienen cabida en la organización (a menos que trabajes en el crimen organizado, perdón por el inciso). En esta lista inicial se incluyen los actos que van contra la ética, como manipular las hojas de control o los informes de gastos, emborracharse en el trabajo, abusar de los privilegios de Internet, ver pornografía en los equipos de la empresa, aceptar sobornos y mordidas, trabajar para la competencia, vender secretos de la empresa, etc.
¿Pero qué ocurre con actos del día a día en los que puede participar un trabajador? Glassdoor indicó cinco de estos comportamientos de tipo más general, a saber, la elusión de responsabilidades, la negatividad constante, los hurtos, la infidelidad en la oficina y los cotilleos. CareerBuilder fue un paso más allá y encuestó a 5500 trabajadores estadounidenses sobre los tipos de malos comportamientos que habían visto en sus entornos de trabajo. Sus respuestas fueron bastante enigmáticas, aunque esclarecedoras:
- Quejas 55 %
- Enfados porque algo no salía como querían 46 %
- Chivarse de algo que ha hecho un compañero 44 %
- Gastar bromas a los compañeros 36 %
- Hacer burla a espaldas de alguien 35 %
- Formación de grupos 32 %
- Difundir rumores sobre compañeros 30 %
- Salir furioso de una sala 29 %
- Coger berrinches 27 %
- Negarse a compartir recursos con los compañeros 23 %
A juzgar por algunos de los comportamientos anteriores, podríamos pensar que se trata de malos comportamientos en un aula de parvulario. Lamentablemente no es así, se trata de adultos con un cierto grado de profesionalidad.
¿Qué efecto tiene el mal comportamiento en la empresa?
Ya se hable de actos contra la ética o de quejas diarias, la cuestión del mal comportamiento en el trabajo es su naturaleza contagiosa. Alguien empieza a contar chismes durante el almuerzo y, antes de que te des cuenta, habrá grupos de personas que intercambien historias horribles sobre la imagen inadecuada que hayan podido ver o no en la pantalla del ordenador de un compañero. Si este tipo de comportamiento no se corta de raíz, se contagia por toda la empresa. Se convierte en la cultura de la empresa. ¿Te acuerdas de que la cultura corporativa es el modo en que la empresa vive de conformidad con sus valores? Si se permite la existencia del mal comportamiento, este se fortalece. Y sus efectos harán peligrar tu empresa.
Estos son los dos principales efectos:
1. El mal comportamiento cuesta clientes
Si un cliente presencia comportamientos incívicos o cualquier otra forma de descortesía de alguien que representa a la empresa, pronto dejarán de ser clientes. Llevarán sus intereses a otro lugar y, a continuación, diezmarán la reputación de tu empresa en las redes sociales si su experiencia ha sido especialmente mala.
Supongamos que tu persona de apoyo termina insultando a un cliente por su estupidez; no solo perderás un cliente, perderás otros posibles clientes cuando aparezcan capturas en Twitter de la sesión de chat. No hay lugar para la mala educación al interactuar con los clientes. La reputación de la empresa está en cada conversación. De hecho, cuando se hace bien, una gran experiencia del cliente puede ser un diferenciador clave que te hace destacar entre todos los demás miembros del sector. Así pues, ¿por qué permitir a los clientes que sufran la falta de excelencia?
2. Los malos comportamientos implican rotación del personal
Un estudio de BambooHR ha demostrado que el tercer principal motivo de que los empleados decidan dejar el trabajo al poco de ser contratados es por la necedad del jefe. (Los dos principales motivos eran que cambiaron de opinión respecto al trabajo y que este era diferente al esperado).
La forma de tratar a las personas, especialmente en las primeras semanas tras su incorporación, es fundamental para conservar a los empleados. Después de todo, como se afirmó en un artículo de Forbes, los trabajadores no dejan un empleo por la empresa, sino por los jefes.
Cuando se permite la existencia de comportamientos negativos y cuando los empleados que se comportan de forma poco ética no reciben una sanción o el finiquito, envías el mensaje de que este tipo de comportamiento es aceptable. Muy pronto todo el mundo lo hará. Los empleados que se comportan de forma ética, probablemente los mejores trabajadores y los más diligentes, dejarán el trabajo en manada porque no son capaces de trabajar en semejante entorno tóxico. Adiós a la productividad. Da la bienvenida a una espiral descendente hacia la oscuridad y la posible quiebra.
Arranca las malas hierbas de inmediato
Si no cuidas del jardín, acabarán creciendo malas hierbas. La cultura corporativa necesita el mismo control, el mismo tipo de cuidado constante. Cuando aparezca una mala hierba, arráncala. Con la formación y los cuidados adecuados, puedes cultivar una organización que progresa sin dramas. Así, la empresa se conducirá de forma ética y limpia. Encontrarás personas con talento que quieran trabajar para ti y los que ya lo hacen querrán permanecer. Mientras tanto, los clientes elogiarán tu servicio al mundo. ¡Arrancar las malas hierbas ofrece buenos resultados!
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